Cuando trabajamos en la terapia visual, no sólo trabajamos la visión. Igual que cuando estamos en nuestra vida normal, no sólo oímos, o no sólo vemos, o no sólo tocamos, sino que todos nuestros sentidos nos dan información al mismo tiempo y es nuestro cerebro el que procesa todo lo que le llega, entiende la información y decide la mejor respuesta. En la terapia trabajamos no sólo entrenando la visión, sino «trabajamos todos los sentidos desde la visión». Realmente lo que estamos estimulando y reeducando es el cerebro. Las nuevas conexiones crean nuevos patrones que cambian nuestro comportamiento en general.
Por tanto, cuando un niño tiene mala escritura o se le da mal el dibujo o las manualidades, en definitiva tiene mala coordinación ojo-mano fina, comprobamos su visión, su destreza manual y su integración entre el ojo y la mano. En esta evaluación entra en juego además la lateralidad del ojo y la mano si es homogénea (mismo lado) o cruzada (ojo y mano contrarios).
Cuando un niño tiene un mal agarre prensil hay que analizar por qué, si existe algún reflejo activo de la mano, si no se ha desarrollado una correcta pinza digital, si hace excesiva fuerza con la espalda en cada cosa que hace con sus manos, etc. Analizando la causa, podremos tratar el problema desde la raíz.
Con esta terapia el niño elimina la tensión de su mano para cada tarea que hace, por tanto, es hábil y coordinado a nivel fino y más limpio en su plan y ejecución.